domingo, 31 de mayo de 2009

El Call center no tiene quien le escriba (o le conteste)

Lo prometido es deuda y como me han dicho que lo cuente, pues lo cuento. En mi casa también hablan cobrando, llevo dos cambios de teléfono, es decir que llevo tres números. En el último preguntan que si es el número de cierto restaurante, pero eso no es tan molesto como: LA PINCHE GENTE QUE HABLA PARA DECIRME QUE LE DEBO DINERO.


Así es, cada dos o tres días me llaman para decir: Por favor paguenos lo que nos debe, señor Victor Trujillo (ah no, ese es Brozo, es Victor algo el tipo y claro, yo no soy Víctor, yo soy Anónimo) y que esto y que el otro. Muchas, pero muchas veces son las que le he dicho que no es el número, que donde pongo la queja y que cómo me salgo de su base de datos. Pero nada, siempre hablan, a veces son personas, a veces son grabaciones. El chiste es que así está la cosa. A veces estás a las 6 de la mañana y te hablan para decirte que le debes dinero a Banmierda (es mentira, yo no me despierto antes de las 10 jajajaja). Pero bueno, cada vez ideo nuevas cosas para evitar que me moleste.


Total, pensé que lo mejor era contestar y colgar. Que la gente del otro lado se quedara pensando en que falló la línea y así una y otra vez (al cabo ellos llaman, ellos pagan) hasta que dejaran de llamar. Lo cual resultó bien, en un principio. Lo malo es que la grabadora no registra la llamada sino la “escuchas” toda, así que sigue marcando hasta que dejes que hable todo lo que quiere hablar la grabadora. Así que cambié de táctica. En lugar de eso, dejarle caer un “esegueynoviveaquíestaesotralíneaescasaparticularynotengoideadequieneseseguey” y luego colgar. En teoría la idea era buena. Eso hasta que me llamó la malcogida.


Malcogida: Buenas tardes, busco al señor Victor.

Anónimo: Mireyonoconozcoaesetipodejedemolestarporqueestaescasaparticularyyaestoyhastalamadre- Y cuelgo.


Plan perfecto, hasta que volvió a sonar el teléfono y vi que era el mismo número. Pensé, bueno tal vez me pasé de culero y debería enmendarme y contesté:


Malcogida: Oyeme pendejo, que no tienes educación hijo de la chingad…


Y que le cuelgo. Pobrecita queriendo hacer Catarsis diciéndome chingadera y media y que la dejo a medio orgasmo.


Total, que me vuelve a marcar. Y le descuelgo, alcanzo a escuchar sus gritos (con el teléfono muy lejos de mi oído) y le cuelgo. Y así otra y otra y otra y otra vez. Hasta que mejor prendí mi computadora e ignoré al teléfono.


Total, aprendí que esa no era la mejor forma para que dejaran de molestar. Pero bueno, así son las mujeres. Bueno las mujeres histéricas… jajajaja.



Nota: No intente hacer esto en casa, para eso existimos los profesionales.

2 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

También hay hombres histéricos ¿eh maldito cerdo machista?














Jajaja... es broma. Lo de los hombres histéricos no :P

pepsi dijo...

Es asqueroso cuando ocurren cosas así, aunque después de todo, no hay nada más efectivo que la ley del hielo: bajarle la moral al imperfeito al ver que aun emo le hacen más caso que a él (o ella, según lo que les haya tocado).