miércoles, 8 de julio de 2009

Votaciones




Después de sufrir con la historia de Michael Jackson y sus videos una y otra y otra vez… también tenemos las estúpidas votaciones. México me ha decepcionado de muchas formas. Cuando me enteré que gran parte de la cultura mexicana es adoptada de la española, como los mariachis, por ejemplo. En lugar de ser aztecas, otomíes, zapotecos, etc. somos una vil copia de los peninsulares y vemos a los indígenas como ignorantes…

Como decía México me decepcionó cuando supe lo que era la política. Aquí la política sirve para una cosa: ensuciar. Los tres partidos principales siempre se andan rolando el pastel. Hay otros 2 o 3 que son más o menos constantes (por que no desaparecen) y un montón que sólo se han hecho para robar dinero. Pero bueno, eso no es lo peor, toda la publicidad en cuanto a volantes, calcomanías y lo peor, los posters que cuelgan en cada poster de la ciudad y que NO SON BIODEGRADABLES, REUSABLES, NI RECICABLES. Tenemos todas las ciudades llenas de toneladas de esa basura. En lo personal ver miles de veces la foto de un tipo lo único que hizo fue que me dieran nauseas. No influyo en mi voto (tal vez sí lo hizo, pero creo que más de forma negativa, ¿Por qué la gente que se dedica a la política es fea como una nutria?).

Eso no es lo peor, además de toda la basura que nos dejan, tenemos que siempre gana la misma gente corrupta, que siempre hay escándalos y que votes por quien votes (o no votes) siempre te sentirás decepcionado por ello, a menos que sea un familiar tuyo el que gane las votaciones. En esta ocasión creo que fue peor aún. Tanta publicidad para anular mi voto, luego la contraparte de que lo peor que podría hacer era anularlo. Además las personas que quisieron influenciar mi voto, creo que de buena gana, pero a fin de cuentas, influenciándome. Pero bueno, no todo apestó… Ok, sí lo hizo.

Mi dedo quemado con el asqueroso acido. Los estúpidos lápices que no servían para rellenar la boleta. Las estúpidas personas que al ver mi credencial de elector les dio risa que ahora tengo barba y uso lentes y en la credencial todavía soy joven. Tener que darte cuenta por quien votaste… (Yo voté por los partidos, simplemente siguiendo la regla de votar por los que casi no se apoyan). Para mí gusto, la política es asquerosa. Por lo menos deberían hacerla divertida. Que nos den más circo y así nos preocupamos menos de la política. Claro, siempre habrá alguien que me diga que mi actitud es la peor por no preocuparme por quien me gobierna, pero siendo honestos ¿De qué sirve preocuparnos? Si bien sabemos que no podemos cambiar al sistema.

Los políticos no pueden ser cambiados, por que primero tiene que ser cambiada la gente, pero la gente cambiará cuando tenga más escuelas y menos televisión (y aceptémoslo, menos alcohol). Para tener más educación y menos gente que “no piensa” necesitamos que el gobierno designe recursos a cultura de calidad. Para eso necesitamos cambiar a los políticos y como ven podemos hacer muchos círculos viciosos. Yo creo que para resolver todo este pedo necesitamos una revolución. Pero hasta ahora puras tonterías que hacemos el pueblo, mientras los ricos se hacen más ricos y los pobres… que se jodan.

Por eso no me gustan las elecciones.

3 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

Guau.

Tienes toda la razón. La que tiene que cambiar es la gente.

Espaciolandesa dijo...

Recordaba haber leído en un blog algo de que mucho de la cultura mexicana es adoptada de la española y de que vemos a los indígenas como ignorantes.

Es que me quedé con ganas de comentar al respecto :P

Y bueno, por fin, luego de una ardua búsqueda, di con el blog donde lo leí, jajaja.

Hace poco leí el libro "Azteca" de Gary Jennings y me hizo sentir un poco lo que mencionas.

Fuera de ser una típica novela gringa, como la describió mi amigo Juanito, en algún momento sentí orgullo de los mexicas y compartí el sentimiento de desolación del protagonista de que todo se perdería y terminaríamos en una raza de mestizos.

En realidad nuestras verdaderas raíces están donde aztecas, otomíes, zapotecos, etc. (que tal vez han conservado la pureza de su raza desde hace siglos) y en lugar de reconocerlos como tal los discriminamos y sobajamos.

A veces me pregunto de cuántas razas es la sangre que me circula en las venas. Dice mi mamá que su madre, mi abuela, tenía ascendencia tarahumara y su padre, mi abuelo, tenía un apellido de origen aparentemente alemán, español o francés.

En fin, que es una pena que hayamos perdido nuestras verdaderas raíces.

Anonimo por adopción dijo...

Pequeña Saltamontes 1: ¿Pero cómo cambiar a la gente? Por más que le doy vueltas al asunto sólo espero una revolución, probablemente de armas, por que la intelectualidad en México, nos toca a unos cuantos.

Pequeña Saltamontes 2: A mí se me hace muy curioso eso de que todos los mexicanos nos sintamos mexicas (o Aztecas, que cabe aclarar son diferentes culturas, pero nos identificamos con estos por excelencia). También el que todos nos sintamos mexicanos.

Si estudiaramos un poco de historia, veríamos que México como tal, se inventa hasta Benito Juarez, que ni cuando México se hizo república, ni cuando llegaron a colonizar los españoles, y mucho menos cuando existían las culturas prehispánicas era un sólo país.

Es curioso que todos sintamos que fuimos mexicas y nos destronaron y maldigamos a los españoles, cuando como tú misma dices, ni siquiera sabemos que sangre estamos cargando. ¿Qué tal si eramos chichimecas? Entonces no tendríamos nada que chingados ver con los decencientes de zapotecas, mixtecas y demás.

Pero sí, coincido contigo que es una pena que hayamos perdido nuestras raices. ¿Por qué hablamos español? Pero más importante, cuantos sabemos quien fue George Washington, Abraham Lincon.

Peor aún, cuantos sabemos quien es Bobby Larios y Niurka. O quien es Galilea Montijo. Pero no tenemos idea de cuantas etnias existían en nuestro país (y cuantas existen actualmente). No conocemos el popol vuh. No sabemos quien era Tenoch (a menos que sea el de "Y tú mamá también").

Pero cada quien es libre de elegir. En eso radica que nuestra democracia no funcione. Y aún creo que yo soy de los optimístas.